domingo, 14 de julio de 2013

“14 juillet”, la Fiesta Nacional Francesa

Esta mañana he ido al gimnasio con la idea de hacer ejercicio conectada a France 24 TV y al espectáculo del “Défilé du 14 juillet” que conmemora el fin de la monarquía y de los privilegios de una parte de la sociedad de 1789. A los pies del obelisco de La Concorde, de cara a la avenida de los Champs Élysées, se sitúan el gobierno y los invitados, dispuestos a disfrutar de la coreografía impecable de todas las formaciones, fruto de muchas horas de ensayo. Este año el invitado de honor es Mali, aunque no es el único de los “aliados” africanos, 13 en total. También está representada Croacia, recientemente incorporada a la UE y Alemania, con un ejército que aún debe dar pesadillas a algunos presentes. Desfilan los regimientos de tierra, mar y aire, los gendarmes, la policía (sobre motos con air bag) y los estudiantes de la prestigiosa escuela militar de Saint Cyr, que ha dado alumnos tan ilustres como el General Charles de Gaulle. A la cabeza de los escuadrones aéreos, la novedad del avión de transporte fabricado en Sevilla y la broma del nombre del Comandante: Fligth, se llama. Seis paracaidistas aterrizan en el lugar exacto a pesar de las temibles corrientes de aire de la plaza y en la tribuna, un François Hollande vestido de gris se muestra muy serio y con la mirada triste. ¿Es posible que esté pensando que ya no se cumplen las tres palabras mágicas de “Liberté, Égalité, Fraternité”? ¿Libertad? Fueron muchos los disturbios antes de la publicación de la ley que permite el matrimonio homosexual. ¿Igualdad? Podríamos preguntar a quienes viven en ghettos o en “bidonville” y a todos los nuevos pobres. ¿Fraternidad? Respecto a Mali y a otros países africanos, ¿Francia los “protege” o es que quiere perpetrar las colonias que perdió hace más de 60 años? Al finalizar el acto el Presidente de la República baja a la plaza y saluda uno a uno a los integrantes de una larga fila. Entonces yo me acuerdo del personaje de Forsyth, del Chacal, que no pudo asesinar a De Gaulle por culpa de la costumbre francesa de dar besos. No es hoy el caso: Hollande aprieta manos nada más. Y yo me siento contenta: el desfile me ha mantenido ocupada más de dos horas con ejercicios cardiovasculares y al son de muchas marchas militares que me han ayudado a quemar un montón de calorías. Vive la République!

miércoles, 10 de julio de 2013

¿Qué nos apostamos? Pronósticos para China

D. Acemoglu y J.A. Robinson proponen la siguiente teoría acerca del futuro de China: “Puesto que está creciendo bajo instituciones políticas extractivas, su crecimiento no podrá ser sostenido, aunque sus instituciones económicas sean ahora más inclusivas”. -Política y economía extractivas: sólo una élite se aprovecha del poder y los recursos. -Política y economía inclusivas: el poder y los recursos están repartidos. Hoy en día las empresas chinas apoyadas por el Partido Comunista reciben un trato preferencial y tienen carta blanca para despedir personal, expropiar tierras y violar la ley. El control del partido reduce sustancialmente el necesario proceso de destrucción creativa. ¿Por qué funciona? Porque todavía queda mucho por hacer (la renta per cápita es una fracción de la de los EUA) y porque una parte de la población ha mejorado su nivel de vida. Pero el pueblo chino disfruta de poca libertad y casi no participa en el proceso político. No se ve todavía más democracia ni más pluralismo. Incluso el control sobre los medios de comunicación e Internet es absoluto. En el caso de China el proceso de crecimiento basado en la actualización e importación de tecnología extranjera y la exportación de productos de baja gama aún puede durar algún tiempo, pero puede acabar cuando China llegue al nivel de vida de un país de renta media sin que el Partido Comunista y la élite económica cedan poder. ¿Cómo podría evitarse eso? Con una transición a políticas inclusivas antes de agotar su crecimiento con instituciones extractivas. China ha conseguido un buen crecimiento económico, no gracias a sus instituciones políticas extractivas, sino a pesar de ellas. Este éxito se debe a que ha pasado de instituciones económicas extractivas a otras más inclusivas, algo que fue más difícil y no más fácil por culpa de unas instituciones políticas extractivas altamente autoritarias. ¿Y usted qué opina? Cree que China es imparable? ¿O que no?
Por cierto, ayer en el diario Le Monde el representante chino Zheng Yuesheng se quejaba de una reducción drástica en las exportaciones debida a una caída de la demanda exterior.

miércoles, 3 de julio de 2013

Ser aborígen en Australia

En Darwin (norte) ya me fijé en la población aborigen, que bebía cerveza en un parque bajo unos letreros de “Prohibido el alcohol”. Seguí fijándome en ellos durante mi trayecto al sur: negros, sucios y descalzos, y siempre desocupados, como en la película Los lunes al sol. Indagué entre los compañeros de viaje autóctonos. “No tienen remedio, son así”, respondieron encogiéndose de hombros. En todas partes me mostraron el arte rupestre de los nativos (rocky art), sus pinturas e instrumentos musicales y, tras una mirada superficial, podría dar la impresión de que eran un orgullo nacional. Llegamos a la Australia profunda del centro y al parque nacional Uluru. Vincent (foto), un guía aborigen descendiente de los Mala, nos explicó su cultura en aquel lugar sagrado donde los espíritus de las rocas guardan las historias de sus ancestros. Al final del recorrido se detuvo: “Nuestro pueblo está acabado. No nos dejan trabajar en un Mc Donalds ni en ninguna tienda de blancos. Se nos trata como escoria. Podemos votar, sí, pero no tenemos representación parlamentaria; como que somos pocos… Nos dan una paga mensual para taparnos la boca. Decid esto en casa, que se sepa”.
Me acordé de los maoríes de Nueva Zelanda. No son indigentes. Tienen trabajo y se les respeta más. Australia, con un PIB elevado y considerada “ejemplar” por muchos, se ha adueñado de la historia y cultura aborigen a cambio de un dinero que la hace sentir menos culpable, aunque fomenta la gandulería y el vicio de quienes cobran un sueldo caído del cielo. A lo largo y ancho de la historia los colonizados han sido derrotados, masacrados y aniquilados por sus colonizadores; antes o después. No se valoran las aportaciones de las minorías, consideradas gente de segunda. Eso sí, los colonizadores les extraen todo el jugo posible. ¡Faltaría más!