martes, 27 de septiembre de 2016

¿Por qué me gusta escribir?

Un conocido que acaba de saber que escribo me ha deseado que publique un best seller y, a partir de sus bienintencionadas palabras, surge la pregunta: ¿realmente es este mi propósito?
   En mis inicios, cuando crucé al otro lado del libro (de gran lectora a escritora principiante) este era efectivamente mi propósito. Hoy por hoy, con una experiencia de años de práctica constante, con varios miles de hojas escritas en forma de relato, novela, ensayo o artículo, mi motivación y mi intención han dado un giro radical, de manera que a estas alturas llegar a ser una escritora famosa no me importa lo más mínimo. Entonces ¿por qué este empeño?, me pregunto.
   Escribo para reflexionar sobre la vida, para investigar el mundo que me rodea y los seres que lo pueblan, para aclararme las ideas respecto a temas diversos que deseo conocer mejor. Pensar y escribir me ayudan a centrarme, me tranquilizan, me conectan con la vida, son mi alimento intelectual y espiritual. Disfruto sobre todo de aquello que forma parte del proceso creativo, de su camino difícil y retuerto, de su complejidad y exigencia. El resultado final es un regalo.
   Sin embargo, cuando ya está creado, se desploma mi interés. El futuro del producto, el tedio de lo que sucede a mi placer (publicación, promoción) forma parte de aquellas tareas necesarias que hago porque no tengo más remedio si quiero que alguien me lea. Por supuesto, podría obviarlas, encerrar los textos en el cajón de mis pasiones personales y escribir solo para mí. Pero entonces, ¿qué sería de mi vanidad, de mi ego, de mi autoestima?
   Esto me lleva de vuelta a lo que me digo siempre: los humanos somos seres vivos altamente imperfectos.
   Aunque, claro, cada cual a su manera.
(Foto de www.foter.com)

lunes, 12 de septiembre de 2016

Medicina personalizada

La medicina del futuro consistirá en ajustar los métodos diagnósticos y terapéuticos a las necesidades de cada individuo sin perder de vista el estado de salud poblacional. Se pretende que sea predictiva (se adelanta a la aparición de la enfermedad), preventiva (actúa antes de que aparezcan los síntomas), personalizada (es distinta para cada persona) y participativa (requiere la implicación del paciente, de las instituciones y de las compañías biomédicas).
   ¿Por qué esta medicina personalizada? Entre otros motivos, porque las reacciones adversas a medicamentos representan la cuarta causa de mortalidad. Esto se debe a que cada uno de nosotros metaboliza y absorbe el medicamento de manera distinta, dependiendo de su perfil farmacológico. Los alimentos también interfieren con el funcionamiento de isoenzimas usadas en el proceso. La eficacia de la dosis administrada varía según las características individuales y no solo en función de la edad, el peso o el sexo.
   La medicina personalizada precisa que se popularicen unas herramientas específicas: el análisis genético (los genes y su secuencia), el análisis de expresión (basado en la cuantificación del ARNm), el análisis epigenético (estudia diferencias en el plegamiento del ADN), el análisis proteico (presencia y cantidad de proteínas), el análisis metabólico (estudio de los metabolitos). Su aplicación es amplia y diversa; la predicción de la posibilidad de padecer una enfermedad determinada, el uso de biomarcadores para su diagnóstico o la dosificación exacta del medicamento serían algunas de ellas.
   De momento la medicina personalizada se enfrenta a dos obstáculos: la tecnología que exige y el coste que supone. Sin embargo en un mundo que avanza a todo gas, podría esperarse que en un plazo relativamente corto, se convierta en una rutina.

 (Foto libre de www.pixabay.com)

lunes, 5 de septiembre de 2016

Proyecto “Organs-on-chips”

Hace algunos años que distintos organismos (Barcelona Institute for Global Health, Instituto de Bioingeniería de Cataluña, Wyss Institute) están trabajando en la fabricación de una especie de micromemorias para computadoras que simulan nuestros órganos con sus distintas funciones. Así se han conseguido ya el bazo, el hígado, el intestino, el riñón, el corazón, la piel y la médula ósea. El proyecto “Organs-on-Chips” pretende imitar las estructuras biológicas de la persona y unir los distintos órganos para constituir sistemas completos, todo ello a base de chips formados por microtubos compuestos de células humanas a través de los cuales fluyen aire, nutrientes, sangre e incluso bacterias.
¿Qué se pretende con ello?
-Estudiar distintas patologías orgánicas y las reacciones corporales asociadas.
-Experimentar la acción de los medicamentos sobre los órganos y sobre todo el cuerpo.
-Impulsar el desarrollo de nuevos medicamentos.
-Cambiar la manera en que trabajan las farmacéuticas, eliminando de paso el uso de animales de laboratorio.
-Reducir el gasto que supone el lanzamiento de nuevos productos al mercado.
-Avanzar en la industria de la cosmética.
-Hacer una medicina personalizada usando células de un individuo en particular, convirtiéndolas en células madre y programándolas genéticamente.
-Eliminar la lista de espera de los trasplantes y evitar el rechazo.
(Foto de un bazo en un chip)