DESTRUCCIÓN CREATIVA: ¿DE DÓNDE
SALE?
“El capitalismo funciona por un
proceso de creación-destrucción”. Es una frase del economista Joseph Schumpeter.
En 1589 William
Lee, un sacerdote inglés, inventó la primera máquina de tejer con la idea
solidaria de ahorrar tiempo a los trabajadores manuales. Fracasó en conseguir
la patente debido a opiniones contundentes en contra del invento: privaría a la
gente de trabajo, crearía paro y pobreza, desestabilizaría el gobierno y
amenazaría el poder real. Habría un incremento de la productividad, sí, pero
también destrucción creativa.
La innovación tecnológica hace que las
sociedades humanas sean prósperas, pero supone la destrucción de lo viejo por
lo nuevo y el final de los privilegios económicos y políticos de ciertas
personas. Para tener un crecimiento económico sostenido necesitamos nuevas
tecnologías y nuevas formas de hacer las cosas que, y este es el “peligro”,
pueden cambiar el poder político.
Según los autores de Por qué fracasan los países, esta anécdota de la primera máquina
textil ilustra el hecho de que el nivel de vida de las personas no cambiara
entre la revolución neolítica y la revolución industrial del siglo XVIII. Por
culpa de la no aceptación de la destrucción creativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario