El ovario artificial es un órgano de
laboratorio similar al de las mujeres en el que se pueden desarrollar ovocitos
hasta convertirlos en óvulos maduros. Su
utilidad consiste en solucionar problemas
reproductivos
y estudiar la acción de algunas substancias.
Ya pueden extraerse óvulos inmaduros de pacientes sometidas a quimio o
radioterapia para hacerlos madurar en el ovario artificial y reimplantárselos
en un futuro. El equipo de Sandra Carson ha conseguido así
suplir la función ovárica en enfermas de cáncer. El proceso no está exento de
dificultades: los ovarios solo vuelven a trabajar durante un tiempo y no se
certifica que al reimplantar el tejido obtenido no existan células malignas que
puedan reactivarse en el cuerpo de la mujer, un grave inconveniente que la Universidad de Brown intenta resolver
con el uso de la ingeniería de tejidos en tres dimensiones para la maduración
in vitro de ovocitos.
La ciencia reproductiva avanza a pasos de gigante gracias a las
infinitas posibilidades de las células madre, que están en el centro de esa
nueva rama de la ciencia que no para de avanzar pese a las consideraciones
éticas que plantea. El futuro en este campo prevé niños concebidos con pseudoesperma
y gestados en un útero artificial, hijos de un solo progenitor…, dando paso a
infinidad de posibilidades para todo tipo de parejas e individuos.