Señora Presidenta del FN:
Soy de Barcelona, ciudad donde
vivo, pero voto también en Francia, patria de mi padre y país que me ha
influido mucho culturalmente.
Respecto a sus ideas para el 5 de mayo
2014 estamos de acuerdo en algunos puntos capitales como: «debemos crear empleo
y promover el crecimiento, oponernos a las políticas de austeridad
generalizada, aumentar la seguridad en sanidad y alimentación, el respeto por
el medio ambiente y por el bienestar animal y luchar contra la desertización de
las zonas rurales». No comparto la forma que usted propone para lograrlo: volver
al franco, introducir un proteccionismo inteligente y un patriotismo económico.
No voy a comentar nada al respeto.
Lo que de verdad me molesta es su
exaltación de la « pura raza francesa ». ¿De qué pureza estamos
hablando? ¿De los 6 millones de musulmanes del país (8%)? Francia ocupa el 5º
lugar en el ranking mundial en cuanto a tasa de inmigración y no hay más que
ver la televisión para reparar en ello. Sin embargo, sus ideas no son solo
ridículas, son peligrosas. El odio que favorecen no ha hecho nunca ningún bien
al pueblo. Es el punto de partida de matanzas y guerras. Como política que es
usted, debería saberlo y respetarlo.
En cuanto a su desdén por la multiculturalidad,
es una lástima que no sepa apreciarla, pero no impida que los demás disfruten
con ella. Las distintas lenguas (o costumbres o ritos) nos enriquecen. Forman
parte del mundo, de un mundo que se ha hecho global, muy a pesar suyo. Ya no
hay marcha atrás, aunque usted se lo crea.
Suscribo que la Unión Europea tiene
muchos temas pendientes, muchos asuntos que resolver y mejorar. La mayoría de
los conciudadanos (y me incluyo) estamos enfadados con ella. Dicho eso,
reconocemos en Francia al país que escribió una bonita historia, la del 14 de
julio, la de Mayo 68, y todavía cantamos a Piaf (madre italo-argelina) o a
Aznavour (padres armenios). Esperamos que Francia sepa aprovechar su capital
económico y humano. En 2013, estaba en el 5º puesto mundial en producto
interior bruto, aunque haya caído de la triple a la doble A, un duro golpe para
el gallo francés. Espere mos que sepa
encontrar de nuevo el camino.
Quisiera, para terminar, aconsejarle un
libro para leer sin prejuicios y con la mente abierta: « La identidades
asesinas », de Amin Maalouf, un escritor libano-francés, que sin duda
usted conoce.
Atentamente se despide
Carme Lafay, médico radiólogo y
escritora