Hay cosas que ninguna mujer
debería permitir, como las ofensas de un político propuesto al Parlamento Europeo.
Desde tiempos inmemoriales las mujeres, casi la mitad de la especie humana,
hemos sufrido discriminaciones de todo tipo. La idea de la superioridad
masculina está tan arraigada en la sociedad global, que no nos es permitido
bajar la guardia. Por eso me parece tan grave la aceptación tácita de esta
supuesta minusvalía. ¿De verdad las mujeres del PP se creen más tontas que Arias
Cañete? Pues si no están a la altura de las exigencias del partido, que dimitan
en bloque. Las demás no queremos tener una representación gubernamental hecha
de inútiles y machistas.
Por suerte hace siglos que hombres de
cualquier raza y cultura, inteligentes y lúcidos, de pensamiento libre y no
manipulable por religiones ni creencias, saben que los dos sexos tienen diferencias,
pero pueden ser igualmente brillantes si se dan las circunstancias adecuadas en
ambos casos. Es retrógrado y fruto de una base cultural científica deficiente
pensar lo contrario. Si además se dice en público y con convencimiento, el
personaje en cuestión (un político en campaña electoral) demuestra que quizá
sus circuitos neuronales no funcionan tan bien como él cree.
Casi al mismo tiempo que se manifestaba
la España profunda, Francia celebraba el “8º Día de la falda”, una iniciativa
de los estudiantes de los Lycée del Pays de la Loire. Los chicos se ponen falda
para ir al instituto con la finalidad de reivindicar actitudes no sexistas.
Aunque el país vecino no tiene nada que
ver con los cavernícolas locales, es muy triste que en el siglo XXI, cuando ha
habido grandes avances científicos, sea aún necesario manifestarse a favor de
la igualdad entre sexos. Y, por lo que parece, la tendencia global va a peor.
Me dan ganas de echarme a llorar… o de salir a la calle y montar una revolución.
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