A todos nos gustaría envejecer con
normalidad. Por este motivo pensar que podemos hacerlo de forma anómala, por
ejemplo padeciendo un Alzheimer, nos pone los pelos de punta. Están descritas unas señales de advertencia de esta demencia: cambios
de memoria, dificultad para planificar o resolver problemas, dificultad en el
desempeño de tareas cotidianas, desorientación de tiempo o lugar, dificultad
para comprender imágenes visuales, problemas con el uso de la palabra oral o
escrita, colocación de objetos fuera de lugar, pérdida del buen juicio y de la
iniciativa, cambio de humor o personalidad.
¿De qué tratamientos disponemos en
la actualidad?
La multinacional catalana Grífols
ha desarrollado una vacuna, la ABvac40 (en Araclon Biotech), que ha resultado
segura y bien tolerada en la fase I, por lo que los ensayos clínicos pasarán a
la fase II. Inglaterra, Finlandia y la República Eslovaca están asimismo
lanzados a la carrera por una vacuna eficaz.
Hace años que se está trabajando en
distintos fármacos. El Solanezumab ya demostró reducir algunos síntomas del
Alzheimer inicial. El Anavex 2-73, el Azelarigon, el Xanamem o el Rember son
algunos de los más prometedores.
Las demencias no se pueden
prevenir, pero con hábitos saludables es posible disminuir su incidencia o retrasar
su aparición: evitar la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el colesterol y
el tabaco, hacer ejercicio físico regular, mantener el cerebro activo y hacer
vida social. Yo añadiría esta frase del investigador Ramón Cacabelos: “La mayor estupidez de nuestra especie es haber
convertido a los fármacos en la tercera causa de morbimortalidad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario