miércoles, 20 de noviembre de 2013

Niños en peligro

Los datos que facilitan los distintos organismos sobre los 2200 millones de niños del mundo son significativos. De cada 100 entre 0 y 18 años: 45 viven en países con conflictos bélicos, 33 sufren desnutrición, 20 consumen mucho alcohol, 10 hacen trabajos forzados, 9 son minusválidos, 3 no han ido nunca a clase y 2 niñas han estado casadas a la fuerza. Uno podría pensar que esto ocurre solo en el tercer mundo. Pues no. En los EUA hay 16 millones de niños pobres, o sea 1 de cada 4, y en Europa el riesgo de exclusión social afecta al 27% de los menores de 18 años. En América Latina y el Caribe unos 6 millones de niños son víctimas de homicidios y la misma cifra sufre abusos, abandono y explotación. La situación infantil puede empeorar por causas que resultan chocantes en Occidente: la ablación de clítoris se practica al 70% de las niñas de Sudán, Eritrea, Somalia y Etiopía; en los países de la antigua URRSS el 40% tiene déficit de yodo; en China se ponen impedimentos a la educación de niños discapacitados; en Pakistán, India, Bangla Desh y Bután hubo el año pasado 32,6 millones de bodas de niñas. Además en todo el mundo están aumentando la pobreza, el racismo y la xenofobia. Aun así la educación ha mejorado en todas partes, siendo la escolarización primaria prácticamente universal. Pero cuando el niño crece ve que pude ganar más dinero con el narcotráfico y la delincuencia que estudiando. En cuanto a las niñas la discriminación sexual se agudiza en casos de pobreza, dándoles un futuro de madres adolescentes analfabetas. ¿Qué hacer? Hay que invertir en educación, en salud materno-infantil y en sanidad. Deben fomentarse redes sociales que asistan esta infancia pobre y la protejan de la exclusión. (Fuente: Raúl Camañas, ONU, Unicef, Save the Children, Eurochild, Médicos sin Fronteras).

jueves, 14 de noviembre de 2013

Jubilados que trabajan

Según el British Medical Journal la proporción entre pensionistas dependientes del sistema y trabajadores en activo está cambiando. Se suele creer que todos los jubilados son dependientes y que todos los adultos en edad laboral trabajan. Eso no es así. En el estudio de MacInnes i Spijker, en el Reino Unido, se ha visto que hay más gente que pasa de los 65 años que niños de menos de 15 y que los mayores, en lugar de envejecer, son cada día más jóvenes. A principios del siglo XX la esperanza de vida estaba en 57 años para las mujeres y 52 para los hombres. Hoy en día es de 83 para ellas y 79 para ellos, un dato que sugiere que tardamos más en hacernos viejos de verdad. Los autores han calculado que en el Reino Unido hay más adultos pensionistas en edad de trabajar (9,5 millones) que jubilados que no trabajan. De hecho el número de viejos dependientes ha caído un tercio en relación a hace 40 años. El censo de 2011 mostró que 1,4 millones de personas en edad de ser pensionistas estaban laboralmente activas y otro más reciente, que de los que tenían entre 65 y 74 años, un 16% era económicamente productivo. El artículo del British Medical Journal apunta que la buena salud de los viejos es clave para que se mantengan activos y que deben seguirse promocionando los conocimientos médicos y las nuevas tecnologías para que así se mantenga. Yo le añadiría que en el Reino Unido las pensiones son más bajas que en España desde que Margaret Thatcher decidió que cada cual se pagara un plan de pensiones de su bolsillo para ayudar al Estado. Pero, como sucede en estos casos, muchos no le hicieron caso o no pudieron permitírselo. De ahí que sigan trabajando.

domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Envejecemos bien?

Es muy conocido el aumento de la expectativa de vida en el mundo, sobre todo en Occidente, aunque su duración se mantiene en unos 120 años. Son muchas las voces que han ido surgiendo para ayudarnos a envejecer mejor, es decir a tener menos enfermedades, ser más autónomos y sentirnos más contentos con el inevitable destino de los humanos. Ya no está de moda tratar la vejez de enfermedad. Ahora los mayores, si siguen algunos preceptos, pueden disfrutar de su paso por la Tierra hasta el final. El cerebro, este gran desconocido, es el punto donde se concentra todo; por ello mantener su plasticidad será fundamental Comencemos por mirar la vejez como un logro, no como un problema. Tomemos conciencia de las nuevas dificultades como la disminución de la capacidad de adaptación o el enlentecimiento de las funciones vitales. ¡Activémonos! Antes hemos de considerar algunos puntos. La función mental está en el circuito y depende de las conexiones y los cambios que allí se produzcan. Disponemos de 100 000 millones de neuronas capaces de crear billones de estas conexiones y el cerebro reacciona en seguida si se le entrena. Recordemos la cita inglesa: “Use it or lose it”, que nos avisa de que las habilidades que no utilicemos se perderán para siempre (las neuronas se desconectan en la zona afectada). El cerebro es un órgano social, o sea que no sólo hablamos de lo que nos viene dado por genética, sino de enriquecimiento ambiental. ¿Qué podemos hacer? Evitar la enfermedad (dieta sana, no tóxicos...), hacer ejercicio (constante y moderado), tener actividades intelectuales (lectura, tertulias, conferencias, exposiciones), mantenerse incluido en la sociedad (relaciones, actos sociales, amigos, familia), disfrutar de las cosas (conversación, sexo). No se puede asegurar que, si lo seguimos todo al pie de la letra, vivamos más años. Lo que es seguro es que viviremos mejor y envejeceremos como seres independientes e integrados en la sociedad.